Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos. Es uno de los significados de educar. Hace un tiempo considerable, desde la década del 90, que se sostiene que la educación está en crisis, que no cumple con su misión, teniendo en cuenta algunos magros resultados de nuestros alumnos en pruebas internacionales. Sin embargo, hay aspectos positivos que muestran que a través de las herramientas actuales se puede llegar a buen puerto.
En nuestra edición de este martes, dedicamos un espacio importante a los medios de comunicación en la escuela, como un valioso recurso pedagógico. En la escuela secundaria Fernando Riera, del barrio El Gráfico, de Tafí Viejo, funciona un taller de radio, manejado por los alumnos, que funciona en el marco del Programa de Mejoramiento Institucional, y que cuenta con una antena que alcanza 32 kilómetros a la redonda.
La experiencia comenzó en 2006, cuando se inauguró la escuela. Nació en los Centros de Actividades Juveniles que funcionan los sábados, pero los alumnos de la Riera pidieron que se extendiera a toda la semana y que fuera para los estudiantes y no sólo para los que asistían al CAJ, donde muchos son de otros establecimientos. Se creó entonces la radio “Espíritu adolescente”, donde cada grupo tiene un programa de media hora apoyado por profesores de distintas materias: “What’s up amigo” (inglés); “Agendarte” (arte); “Químicamente hablando”; “Nuestras costumbres (lengua), etcétera. Una iniciativa similar -online- se desarrolla en el Colegio Santa Rosa, de esta ciudad, donde los chicos abordan también programas sobre la moda, las recetas y el mundo femenino.
En 2011, en la histórica Villa de Medinas, alumnos de varios colegios conducían la radio FM Acapianta, que funcionaba en el Centro Integrador Comunitario. Era también una herramienta útil para los médicos que aconsejaban a la población sobre la prevención de las enfermedades y los vecinos informaban sobre sus problemas. En 2013, eran siete las escuelas de la zona que participaban del proyecto “Aprender con la radio”. Habían sido dos vecinos los mentores de la FM Acapianta, que se concretó merced al trabajo de estudiantes y educadores que organizaron rifas y espectáculos a beneficio. Estas experiencias contribuyen a que los chicos aprendan no sólo a expresarse, sino también a transmitir conocimientos y a interactuar con la comunidad.
En alguna ocasión, hemos señalado que la radio sigue siendo el medio de comunicación por excelencia, sobre todo en lugares alejados, donde no existe la televisión. Sólo basta un pequeño aparato, al alcance del bolsillo más humilde, para estar conectado con otras realidades. Y en ese sentido, hacer radio es una experiencia de gran formación para los estudiantes porque deben capacitarse. El Estado debería dar un mayor impulso a este tipo de iniciativas educativas, realizando el mayor aporte posible y extendiéndola a todos los establecimientos educativos. De ese modo, este proyecto podría ampliarse a todas las escuelas y colegios, que podrían integrarse luego, por ejemplo, a redes de radios solidarias para prestar un servicio a la comunidad. La iniciativa podría tener su correlato en la universidad. Para ello hay que estimular previamente a los docentes para que apuesten a la creatividad a la hora de enseñar y de acompañar a sus alumnos en estos proyectos pedagógicos, dignos de destacar. Si se enseña a pensar, a discernir y se despierta la sensibilidad social en los niños y jóvenes, seguramente tendremos en el futuro ciudadanos cada vez más comprometidos con la sociedad.
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